Descripción
En contra de lo que mucha gente piensa el azúcar de coco no proviene del propio coco, sino de las flores de la palma del coco. Se extrae la savia de las flores y se calienta hasta evaporar el agua, quedándonos con el azúcar, sin necesidad de añadir excipientes o utilizar solventes en el proceso.
El azúcar de coco es un edulcorante tradicionalmente usado en los países de oriente medio en multitud de recetas tradicionales de la zona.
Posee un bajo índice glucémico, los ensayos que han analizado el índice glucémico del azúcar de coco han encontrado que ronda valores de 35 (Trinidad et al., 2010), por lo que es considerado un carbohidrato de bajo índice glucémico y si lo comparamos con su equivalente que sería el azúcar de caña, que posee un índice glucémico que ronda los 60 podemos comprobar la diferencia.
El azúcar de coco gracias a su estado más íntegro conserva tanto nutrientes como fitonutrientes de la materia prima original.
Contiene Fibra procedente de la inulina, un polisacárido de la fructosa, que no se digiere y viaja hasta el colon donde fermenta y posee produce ácidos grasos de cadena corta que tienen propiedades beneficiosas sobre la microbiota intestinal.
Altas cantidades de polifenoles, flavonoides, y antocianidinas; importantes fitonutrientes que poseen efectos protectores en el organismo (antioxidantes, antiinflamatorios, quelantes, hipocolesterolemiantes…)
El sabor del azúcar de coco es parecido al azúcar moscabado, pero con un toque a caramelo que recuerda a los jarabes de arce categoría grado A tipo ámbar oscuro.
